lunes, 24 de enero de 2011

actividad 4

1. Señala

Ante el estado de apatía e indiferencia en el que ha caído España, se preocupan por encontrar la verdadera esencia o alma de España y el sentido de la vida. Para esto utilizan tres vías. Cuáles son:

1-Rasgos compartidos: 
Pesimismo y desencanto ante la vida.
Angustia ante lo inevitable de la muerte.
La preocupación por el lenguaje.
Intimismo y sentimentalismo.
La melancolía.
Exaltación de la imaginación y la fantasía.

2- Generación del 98:
Rechazo del retoricismo y barroquismo.
Acercamiento a lo popular.
Búsqueda de la verdad.
Preferencia por la prosa.

2. Señala las Características literarias de la generación del 98.

Al tratar sobre la lírica en la primera mitad del siglo XX,  ya hemos hablado sobre el concepto Generación del 98, así como de su origen. Se trata de un término eminentemente histórico-social que tiene una repercusión determinante sobre un grupo de autores literarios preocupados por la marcha que España había tomado desde unos años atrás hacia la decadencia.
Es difícil establecer características comunes para un grupo de escritores tan heterogéneo como el que nos ocupa, aunque es indudable que hay rasgos compartidos por todos ellos –o al menos la mayoría– que no pueden ser obviados. De todos modos, más abajo iremos analizando uno a uno a estos autores y, en ese momento, concretaremos las características generales que a continuación exponemos:

El concepto de generación del que estamos tratando, en su sentido literario, fue analizado por un crítico alemán llamado Julius Petersen. Este autor estableció una serie de premisas que un grupo de autores deberían cumplir para poder ser considerados una generación. Vamos a analizarlas con respecto a los autores del 98
Los autores deben ser coetáneos: establezcamos desde aquí quiénes son los autores que conforman esta generación: Miguel de Unamuno (1864-1936), Ángel Ganivet (1865-1898), Pío Baroja (1872-1956), José Martínez Ruiz “Azorín” (1873-1967), Ramiro de Maeztu (1874-1936), Antonio Machado (1875-1939) y Ramón del Valle-Inclán (1866-1936). Observamos que entre la fecha de nacimiento del mayor de ellos –Unamuno– y del menor –Antonio Machado– no hay más que once años, con lo que pueden ser considerados coetáneos.
Deben tener una formación intelectual semejante: todos estos autores recibieron las mismas influencias, así como unas preocupaciones comunes. El liberalismo era común a la mayoría de ellos; todos mostraron interés en mayor o menor medida por el Desastre del 98 y la situación subsiguiente; realizaron publicaciones conjuntas, como el Manifiesto (conocido como Manifiesto de los Tres) elaborado en 1901 por Azorín, Baroja y Maeztu, apoyados por Unamuno, en el que denuncian la desorientación de la población española, especialmente de la juventud, con tintes regeneracionistas.
Debe darse un hecho generacional que los aglutine: sin duda, el Desastre del 98 es ese hecho en torno al cual se reúnen estos autores al menos desde un punto de vista temático e ideológico.
Presupuestos estéticos, lenguaje y estilo comunes y opuestos a los de la generación anterior: los del 98 se rebelan contra la prosa inflada y grandilocuente de finales del siglo XIX y responden con unas obras claras y luminosas donde la lengua se estructura en párrafos cortos formados, en su mayoría, por oraciones simples, de manera que la comprensión del mensaje se facilita bastante.

Existencia de un jefe o guía espiritual: Miguel de Unamuno es la figura que podemos considerar guía de este grupo.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario